Alicia García, Directora Adjunta de Comunicación en Acción Contra el Hambre | ACF-Spain, comparte con ProjecteFAM su experiencia en la comunicación de lo que denomina ser una enfermedad.
Continuamos con las cápsulas de vídeo realizadas con profesionales de distintas organizaciones que abordan el hambre y el derecho a la alimentación.
Tras diez años de experiencia al frente de la comunicación de una de las entidades más sólidas dentro del sector de la cooperación, Alicia comparte con ProjecteFAM su opinión más personal sobre las dificultades y objetivos que plantea acabar con la mortalidad por desnutrición.
La ciudad siria de Madaya ha hecho emerger un concepto, nuevo para muchos pero muy antiguo: el hambre como arma de guerra. La historia de la humanidad está llena de asedios. Todos ellos consisten en el agotamiento de una población y el agotamiento final es el hambre. En Siria ya no hablamos de personas que mueren de hambre por desnutrición a causa de la falta de reacción, planificación o desarrollo. Hablamos de un hambre inducida, provocada para conseguir que se rindan unos cuantos enemigos escondidos en una población.
El hambre que mata a más de 25.000 personas al día es el hambre que tiene a las personas malnutridas en un estado de salud tan frágil, tan vulnerable que mueren de ver un virus pasar. Mueren de hambre oculta.
Lo estamos leyendo. Una vez más, la sequía pone en riesgo a millones de personas provocando una crisis de alimentos que los gobiernos locales, de dudosa legitimidad, no saben solventar, por lo que la única solución natural es la ayuda internacional.